La laparotomía precisa anestesia, que será valorada por el Servicio de Anestesia.
La laparotomía sólo se puede practicar por vía abdominal.
La intervención consiste en apertura de la cavidad abdominal y revisión de los órganos abdominales y pélvicos. Según los hallazgos, se hará biopsia intraoperatoria y, dependiendo del resultado de ésta, se decidirá el tipo de intervención, que podrá ser:
a) Extirpación de todo el aparato genital más cadenas ganglionares, así como otras estructuras que estén indicadas (apéndice, epiplón, etc).
b) Cirugía reductora.
c) La cirugía puede quedar solamente reducida para toma para biopsia.
Toda la pieza operatoria o material extirpado será enviado para completar el estudio anatooanatomopatológico.
Toda intervención quirúrgica, tanto por la propia técnica quirúrgica como por la situación vital de cada paciente (diabetes, cardiopatía, hipertensión, edad avanzada, anemia, obesidad...), lleva implícita una serie de complicaciones comunes y
potencialmente serias que podrían requerir tratamientos complementarios, tanto médicos como quirúrgicos, así como un mínimo porcentaje de mortalidad.
Las complicaciones de la intervención quirúrgica, por orden de frecuencia, pueden ser:
a) Infecciones con posible evolución febril (urinarias, de pared abdominal, pélvicas...).
b) Hemorragias con la posible necesidad de transfusión (intra o postoperatoria).
c) Lesiones vesicales, ureterales y/o uretrales.
d) Lesiones intestinales.
e) Fístulas.
A largo plazo podrían existir prolapsos (descensos) de cúpula vaginal, hernias postlaparotómicas (abdominales), así como patología de ovarios restantes cuando se conservan los anejos.