Hemos estudiado los síntomas que usted padece y realizado las exploraciones oportunas, encontrando una enfermedad en sus arterias que impide que la sangre llegue a sus extremidades inferiores. Según lo avanzado de su enfermedad puede presentar dolor al caminar, dolor en reposo o incluso lesiones de gangrena en el pie.
El objetivo de su intervención es que pueda caminar mejor, no tenga dolor de reposo y, si es su caso, la cicatrización de las heridas del pie y pierna, tratando de evitar la amputación de la extremidad.
La intervención consiste en ponerle una prótesis arterial para sustituir sus vasos lesionados o desobstruir sus propias arterias mediante una incisión en el abdomen y, en muchas ocasiones, ambas ingles.
Habitualmente se necesita transfusión sanguínea.
Esta intervención no es curativa, y pretende sólo impedir la evolución maligna de la enfermedad y conservar sus extremidades.
Puede ser que el objetivo de la intervención no se consiga porque las arterias estén en tan malas condiciones que no permita la operación prevista o se produzca un fracaso inmediato de la misma. En este caso, puede necesitarse una reintervención inmediata. Si están agotadas las posibilidades quirúrgicas y no puede revascularizarse, podría estar indicada la amputación, al nivel necesario para evitar el peligro de gangrena progresiva.
Las complicaciones posibles pueden ser:
Locales: como una hemorragia, trombosis del injerto con isquemia de las extremidades inferiores, infección de la prótesis o de las heridas operatorias, que pueden obligar a una reintervención inmediata o tardía.
Generales: Trombosis venosa y embolia pulmonar, parálisis intestinal, isquemia intestinal, impotencia sexual, eyaculación retrógrada, isquemia cerebral y otras.